La Paternidad de Dios

“Y yo seré su Padre, y ustedes serán mis hijos e hijas,

    dice el Señor Todopoderoso” 

2 Corintios 6:18 (NTV). 

Para muchas chicas, la palabra “padre” puede despertar seguridad y ternura, pero para otras, puede traer confusión, vacío, o dolor.

Tal vez tu papá estuvo ausente, fue muy estricto, abusivo, o simplemente distante. Tal vez fue un buen papá, pero aún así te cuesta imaginar una relación cercana con Dios como Padre.

Sin embargo, la paternidad de Dios es diferente. No se basa en las fallas humanas, Él es el Padre perfecto. Tampoco se trata de Dios como una versión mejorada de tu papá. Su amor hacia ti como hija es inigualable. 

Si la imagen que tienes de tu Padre terrenal te está causando mucho dolor y te cuesta ver a Dios como tu Padre, es importante sanar. Para ello te aconsejamos lo siguiente: 

1.    Reconoce el dolor sin esconderlo.

Habla con Dios sobre cómo fue tu relación con tu padre. Llora si lo necesitas. Él no se ofende con tu sinceridad.

2.    Deja que la Biblia reemplace tu concepto equivocado

Estudia pasajes que muestran a Dios como padre.

Salmos 68:5 “Padre de los huérfanos, defensor de las viudas, este es Dios y su morada es Santa. 

Mateo 6:6  “Pero tú, cuando ores, apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti y ora a tu Padre en privado. Entonces, tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará.” 

3.    Permite que el Espíritu Santo te revele Su amor personal

Él no solo te salva: te adopta.

Ora y pídele: “Enséñame a verte como mi Papá.”

Cuando Dios se convierte en tu Padre, mas allá de que seas creyente, seguidora o sierva de Dios, te haces su hija. Esto implica que:

• Ya no estás sola ni sin identidad. Eres parte de una familia eterna.

Efesios 1:5 “Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo.” 

• Dios cuida de ti con celo.

Salmos 34:7 “Pues el ángel del Señor es un guardián; rodea y defiende a todos los que le temen.” 

• Él también te disciplina, no para herirte, sino para formarte.

Hebreos 12:6 “Pues el Señor disciplina a los que ama y castiga a todo el que recibe como hijo»” 

• Tienes acceso a las promesas, recursos y dirección de tu Padre celestial 

Romanos 8:17 “Así que como somos sus hijos, también somos sus herederos. De hecho, somos herederos junto con Cristo de la gloria de Dios; pero si vamos a participar de su gloria, también debemos participar de su sufrimiento.” 

Jesús vino, no solo para salvarte del pecado, sino para devolverte al Padre (Juan 14:6). Vivir como hija es descansar en Su amor y dejar que ese amor defina todo lo demás, puedes confiar, incluso en tiempos difíciles, orar con libertad, no con miedo, verte como amada, no como insuficiente, dejar de buscar validación en otros, caminar con gozo, sabiendo que no tienes que demostrar nada.

“Pues su Espíritu se une a nuestro espíritu para confirmar que somos hijos de Dios.”

Romanos 8:16